Hay gente que lleva a cabo actos que a priori parece que no tienen razón de ser. Valga como ejemplo el caso de un individuo que, por motivos que se desconocen, ha quemado un McLaren 570S y, para más inri, utilizó una caja de pizza para iniciar el fuego.
Los hechos tuvieron lugar en un suburbio de Sidney, en Australia. Una cámara de seguridad captó toda la escena, en la que se puede ver como el pirómano, que llevaba una sudadera con capucha y un paraguas para ocultar su identidad, enciende el cartón cerca del coche y después lo coloca bajo el paragolpes delantero, junto a la rueda izquierda, donde empieza a prender el vehículo.
Algunos vecinos se dieron cuenta de lo que estaba ocurriendo e intentaron apagar el fuego con agua, pero fue inútil. No fue hasta que llegaron los bomberos que se extinguió, pero para entonces el vehículo ya presentaba daños considerables teniendo parte de la carrocería carbonizada, el parabrisas derretido, etc.
El propietario del 570S es Hamad Ajajz, un constructor local que lo había comprado hace tan solo un año de segunda mano (el ejemplar es de 2018), por un precio de 350.000 dólares australianos, que al cambio actual suponen unos 215.000 euros.
En declaraciones a medios locales, el dueño del McLaren ha expresado: “Es devastador para ser honesto. La forma en que entramos y lo vimos prender fuego. No creo que haya nadie que nos la tenga jurada. Probablemente quería dar una vuelta y tal vez nunca le di la oportunidad de hacerlo”.
Ajajz hace referencia al hecho de que quizá fuera alguien interesado en el vehículo y es que parece demasiada casualidad que hayan quemado el deportivo tan solo tres días después de que lo pusiera a la venta.
Y no es que fuera un especulador, pues con tan solo un año en su poder (no se sabe cuánto uso le dio), lo que pedía por él eran 260.000 dólares australianos (unos 160.000 euros), por lo que habría “perdido” unos 55.000 euros en tan solo 12 meses.
El único punto positivo de la historia es que el vehículo estaba asegurado, así por lo menos recuperará su dinero.
