Y con esta carta se acabó el Grupo B

La época dorada de los rallyes. Esa fue la que se vivió de 1982 a 1986. Coches que han dejado imágenes realmente espectaculares gracias a su brutal diseño y rendimiento. Su ligereza y sus motores, que rendían entre 300 y 500 CV, les convertían en máquinas realmente rápidas, pero también peligrosas, tanto para la dupla piloto-copiloto como para los espectadores.

En 1985, el piloto británico Tony Pond manifestó: “Parece que tengamos asumido que, tarde o temprano, uno de nosotros morirá en un accidente con uno de estos coches de nueva generación”. Y, desgraciadamente, así fue.

Tras un accidente en el Rally Portugal de 1986 en el que un Ford RS200 se salió de la pista –el piloto local Joaquim Santos conducía dicho coche- y acabó con la vida de tres espectadores, dos niños y una mujer, e hirió a otros muchos. Esta carta fue el principio del fin del Grupo B.

Más tarde, en el Rallye de Córcega de 1986, Henry Toivonen sufría un tremendo accidente con su Lancia Delta S4 en el que él y su copiloto perdían la vida -Vatanen estuvo a punto de morir en el Rally de Argentina de 1986-.

Foto: Jalopnik

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