Un chico de 18 años se lo pasa en grande al volante de un Ferrari F40 y un Ferrari Enzo. Eso sí, no esperes ver cómo ataca las curvas de un circuito o de una retorcida carretera de montaña, en esta ocasión el escenario es un terreno para el que ninguno de estos dos vehículos de ensueño fueron diseñados: el césped.