En la década de los 70, la dirección del departamento de investigación y desarrollo, los directivos de Renault Sport y los responsables de producción se reunían periódicamente para intercambiar puntos de vista. La razón era ambiciosa: devolver a la marca del rombo los éxitos obtenidos en los rallyes. De esta forma nacería la idea por la que se desarrolló el coche francés de mayor potencia producido en serie hasta ese momento, el Renault 5 Turbo.