Resultan carísimos
Lo creas o no, el precio de un motor de Fórmula 1 supera los 7 millones de euros. Ni siquiera los fabricantes con más recursos económicos podrían justificar gastar tantísimo dinero en un motor para un coche de calle. Este coste deriva del grado de perfeccionamiento de los mismos, en los que los ingenieros exprimen hasta la última gota de potencia que hay en cada tuerca.
Además, utilizan componentes inimaginables para el día a día, como nitrógeno presurizado. Por suerte (y por reglamentación), ahora las escuderías tienen que disponer de un mínimo de fiabilidad. Porque en el pasado los equipos podían cambiar de motor en cada carrera, lo que significaba un período muy corto de potencia máxima a cambio de sacrificar la durabilidad.