Triumph TR7
Al inicio de su carrera como probador de coches, uno de los que recuerda que más tiempo tuvo fue un Triumph TR7. Un coche destinado a tomar el relevo del exitoso TR6 pero que tuvo un fallo bastante importante: era un coupé, y no un cabrio, algo característico en la firma británica.
No obstante, funcionó bien en el ámbito comercial a pesar de uno de sus grandes lunares era una calidad de fabricación bastante baja. Se vendieron unas 115.000 unidades. Tenía un habitáculo con solo dos plazas y su motor era un 2.0 de cuatro cilindros con poco más de 100 CV de potencia.