Volvo XC90
Si el primer Volvo XC90 quería triunfar en el mercado estadounidense necesitaba un motor adaptado a los gustos yanquis. De esa forma surgió uno de los coches con motor de otra marca: Yamaha acudió al rescate de los suecos proporcionándoles el B844S, que también acabaría en el vano motor del S90.
Hay muchos más casos. En los 80 audi y porsche tuvieron una colaboración estrecha, GM compartía mecánicas entre sus filiales frecuentemente y hasta Ferrari montó mototes fiat en el Dino. No es tan extraño como pudiera parecer.