Amilcar GS
Los dos hijos de Isadora Duncan, una bailarina admirada en todo el mundo, perdió a sus dos hijos en un accidente en el que su coche cayó al río Sena en París. Todo esto pasó en 1913, y desde entonces Duncan pensó que los vehículos estaban malditos. Les tenía pánico y se obsesionó con los accidentes.
Años más tarde un amante le recogió en un Amilcar GS… en el que acabaría muriendo. Su bufanda de seda se enredó con los radios de una de las llantas traseras y le partió el cuello. Probablemente el modelo en sí no sea uno de los coches malditos per se, pero la historia que esconde tras él es cuanto menos curiosa.
