Lancia Delta
La última generación del Delta fue un intento a la desesperada por parte de Lancia con el fin de recuperar su imagen de vehículos finos y premium, pero no funcionó. Tenía un diseño quizá demasiado aristocrático y extraño: ese fue su gran lastre. Además, no era demasiado cómodo en las plazas traseras, y su precio resultaba caro en relación al resto de alternativas del segmento.