Mazda RX-7

En esta lista no podía faltar un coche japonés, pues los nipones saben un rato de hacer modelos deportivos. Mazda en concreto lanzó a finales de los ’70 el RX-7, un coupé muy liviano con un diminuto motor Wankel para impulsarle. Uno de los famosos rotativos que no tenían pistones.
Una mecánica que ha pasado a la historia del automóvil y que tan solo contaba con una cilindrada de 1,1 litros. Ahora bien, sus aproximadamente 135 CV eran bastante respetables teniendo en cuenta lo poco que pesaba el vehículo. Su comportamiento (y sus faros escamoteables) era una de las referencias de su época.