La tenacidad de Carroll Shelby sirvió para que muchos proyectos salieran a la luz y permitieran cambiar una historia que parecía ya escrita desde años atrás. Antiguo piloto de carreras, la pasión de Shelby por el automovilismo no conoció limites, y a él se le atribuyen modelos tan emblemáticos como el Shelby Cobra, con carrocería británica de AC Cobra, y el Shelby Cobra Daytona Coupé, un Gran Turismo nacido expresamente para la competición y del que solamente existen ocho ejemplares en el mundo.

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Con el comienzo de la década de 1960, Ferrari era el máximo dominante en el Campeonato Mundial de Turismos con el Ferrari 250 LM. La rivalidad entre Ford y Ferrari, en parte por la negativa de Enzo Ferrari a vender su compañía a la firma del óvalo azul, propició que Ford decidiera vencer deportivamente a su rival en la pista, propiciando la aparición de modelos tan característicos como el Ford GT40, los Ferrari P3 y P4, el Ferrari 250 GTO y el Shelby Cobra Daytona Coupé.

En 1963, el propio Carroll Shelby descubrió como su Shelby Cobra quedaba en séptimo lugar tras seis Ferrari en la edición de ese año de Le Mans. Era el momento del cambio. Un diseño de carrocería llevado a cabo por Peter Brock otorgó una de las claves de su éxito, gracias al frontal afilado, su techo bajo y su curiosa trasera al estilo ‘cola truncada’ que el ingeniero alemán Wunibald Kamm ya había patentado en los años 30. Esta parte trasera otorgaba un plus de hasta 30 km/h en velocidad punta, mejoraba la conducción y se reducían las turbulencias sobre el eje trasero, mejorando con ello la estabilidad.

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El piloto e ingeniero británico Ken Miles se encargó de optimizar el chasis y el motor del Shelby Cobra Daytona Coupé. El chasis se mantuvo intacto con respecto a la versión descapotable era un aumento de la rigidez y un puesto de conducción más bajo. En cuanto al propulsor, Shelby se decantó por el mismo bloque V8 de 4,7 litros y origen Ford que ya usaba en el Shelby Cobra. Éste estaba equipado con cuatro carburadores Weber de doble cuerpo, lo que aseguraban 462 Nm de par a 6.750 rpm, una aceleración de cero a 100 km/h en 4,4 segundos y una velocidad punta de 307 km/h.

Con estos antecedentes, era el momento del llevar el Cobra Daytona Coupé a la cadena de montaje. Curiosamente, tan solo uno de los ocho ejemplares fabricados se ensambló en Estados Unidos, los otros siente fueron preparados en el taller Carrozzeria GranSport de Módena debido a un problema con el exceso de trabajo en el taller de Shelby.

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Llega la edición de 1964 de Daytona y el debut de esta máquina. Los buenos resultados durante la carrera quedaron reducidos a cenizas cuando el coche se incendió en boxes mientras iba en cabeza. En las 12 Horas de Sebring de ese mismo año, la fortuna pareció sonreírle, consiguiendo un cuarto puesto en la clasificación general y primero en la categoría GT. En Le Mans 1964, el resultado cosechado por la pareja Dan Gurney y Bob Bondurant fue idéntico al de Sebring.

1965. Ferrari ve como peligra su soberanía en el Campeonato Mundial de Turismos, por lo que trató de introducir un prototipo mejorado del Ferrari 250 LM que finalmente no fue homologado para competir. La suerte parecía del lado de Shelby, pero el apoyo que Ford había ofrecido desde el principio se esfumó en detrimento del Ford GT40. Peso a todo esto, ese año, el Cobra Daytona Coupé ganó en Daytona, Sebring, Nürburgring y Reims, obteniendo con ello el título de GT.

Fuente e imágenes: Road and Track, Autos70

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