PRUEBA: Lamborghini Huracán LP610-4

Como ya es sabido, el nuevo Lamborghini Huracán ocupa la posición más económica en la gama de producto de la marca italiana –reemplazando al exuberante Gallardo-, y en esta ocasión he tenido la oportunidad de explorar su aptitud más extrema sobre la pista de pruebas Homestead Miami Speedway (HMS).

Para mí HMS es el lugar perfecto para entender la capacidad de este o de cualquier otro vehículo. No solo porque se trata de ‘mi circuito local’, sino porque sus 3.7 km (2.3 millas) de pavimento ofrecen una configuración interna compuesta por diez curvas tradicionales y, además, finaliza con dos imponentes peraltes de 20 grados, exponiendo rápidamente las virtudes y defectos de vehículos y conductores.

Ha sido un poco decepcionante encontrar que el nuevo Huracán de la prueba no cuenta con las puertas insignia de Lamborghini. Aparentemente las puertas verticales “tipo tijera” son exclusivas para los modelos más costosos de la familia italiana (Aventador y Veneno).

Lo que no me ha decepcionado ha sido su cabina, la cual se asemeja a la de un avión de combate moderno. El botón para encender el Huracán se encuentra protegido debajo de una pequeña tapa roja en la consola central, asemejándose mucho a aquellas que protegen los interruptores para activar misiles en aviones caza.

El corazón de este toro se encuentra ubicado en la parte central del vehículo y es nada menos que un V10 naturalmente aspirado de 5,2 litros capaz de generar 610 CV a 8.250 rpm y 560 Nm  6.500 rpm.

El fabricante italiano asegura que este deportivo de 1.553 kilos puede acelerar de 0-100 km/h en 3,2 segundos, que es capaz de alcanzar una velocidad máxima de 323 km/h y que su consumo de combustible oscila entre 16,8 y 11,8 l/100 km.

Lamentablemente la transmisión manual no es una opción para los compradores del Huracán. La buena noticia para ellos es que la única transmisión disponible es la moderna de siete velocidades automatizada que cuenta con el primer sistema de doble embrague de Lamborghini.

Ya acomodado en la butaca y disfrutando del rugido del motor, toco el control para el sistema ANIMA (Adaptive Network Intelligent Management), el cual se encuentra montado en la parte baja y central del volante. El piloto debe seleccionar entre los modos “Strada”, “Sport” y “Corsa”, los cuales ajustan la respuesta de la transmisión y del motor, además de recalibrar la suspensión magnética opcional y la firmeza del volante.

La mayor parte de la prueba del Lamborghini Huracán he conducido en el modo más deportivo (Corsa). Algo que me ha llamado la atención ha sido la falta de refinamiento cuando uno acelera en línea recta. Mientras uno escala rápidamente en el velocímetro se percata que las transiciones entre marchas son bastante toscas. Este comportamiento no me ha permitido confiar en este vehículo como para llevarlo al límite cuando recorre los grandes peraltes en modo automático.

Al final de mi experiencia con esta prueba del Lamborghini Huracán LP 610-4 2015 puedo concluir que este vehículo –así como la mayoría de los modelos de la marca- ha sido diseñado para cumplir con caprichos de aquellos dispuestos a pagar 230.096 euros por un vehículo con el gran talento de atraer miradas y oídos de quienes se encuentra en sus inmediaciones.

El Huracán no es para quienes buscan una conducción precisa, ya que la de este ‘toro’ es torpe. Además de la inconsistencia mencionada anteriormente, este vehículo tiende a subvirar cuando se le ordena atravesar curvas a velocidades por debajo por lo que deberían ser sus límites.

Fotos: Lamborghini