Al Cesar lo que es del Cesar: tras probar el KIA Sportage 2016 tengo claro que es el SUV compacto más atractivo del mercado y uno de los más bonitos si lo incluimos en el grupo de los todocamino premium, y ese derecho se lo ha ganado por su excelente diseño. Es necesario dejar esto claro dada su importancia, porque su segmento, además de ser el más copado y rentable del mercado, es el que recibe muchos de los mejores diseños.
A la hora de diseñar sus vehículos, la firma oriental se ha vuelto una marca global. Muestra de ello son sus tres estudios repartidos por varios continentes -tiene en Corea del Sur, California y Alemania-. Tras un concurso, el trabajo del de Frankfurt fue el escogido para ser la cuarta generación del KIA Sportage, de ahí su inconfundible aire alemán que muchos compañeros de profesión vinculan con el Porsche Macan (prueba).
Aunque parezca una barbaridad, tiene lógica en el momento en el que miras al SUV coreano de frente, puesto que los faros, en posición realmente alta, y la gran parrilla recuerdan a los vehículos nacidos en Stuttgart. Del conjunto destaca el grueso pilar C, técnica también utilizada en la generación previa que le hace más sólido. Por su parte, los pilotos son simples y elegantes y están exentos de los recargamientos que caracterizan a la gran mayoría de SUV. Sus elementos horizontales cuentan con proporciones muy elegantes que recuerdan al Mercedes GLC (prueba), pero sin intención de imitarle.
El interior del nuevo Sportage resulta familiar a las personas que hayan tenido experiencias con productos de la marca durante los últimos cinco años. Porta un ambiente clásico con toques dinámicos que logran un conjunto coherente y agradable, aunque también es parco y algo austero en sus líneas. El volante multifunción de tres radios acoge los controles del sistema de velocidad de crucero, del ordenador de viaje y del sistema de infoentretenimiento. Los acabados de la cabina son excelentes: todo lo que toco es suave y de buena calidad, una característica que vemos cada vez más en los automóviles de marcas coreanas, y todo el conjunto está desprovisto de elementos decorativos con la excepción de unas pocas molduras de plástico en negro piano, reafirmando el dicho de que en materia de buen gusto “poco es más”.
Los instrumentos grandes y de fácil lectura están complementados por un ordenador de abordo con una gran cantidad de información como la autonomía restante o la presión de aire de los neumáticos, entre otros. La consola está dividida en dos. En la parte superior se halla una pantalla táctil de ocho pulgadas compatible con Android Auto y Apple Car Play. En el inferior, los controles del climatizador bizona y del equipo de sonido que montaba el KIA Sportage 2016 de nuestra prueba.
La última generación tiene un maletero de 503 litros, ampliable a 1.492 litros con los respaldos de los asientos traseros abatidos. Algún rival de su segmento tiene mayor capacidad, como por ejemplo el Honda CR-V (prueba), pero aún así es muy útil. Asimismo, el portón del espacio de carga puede abrirse sin manos, y sin la necesidad de mover el pie por debajo del paragolpes trasero.
La gama de motores del KIA Sportage 2016 cuenta con diferentes opciones: dos de gasolina, 1.6 GDi de 132 CV y 1.6 T-GDI de 177 CV; y tres diésel, 1.7 CRDi de 116 CV y 2.0 CRDi de 136 CV o 185 CV. Las dos primeras de cada grupo solo están disponibles con tracción delantera, mientras que las segundas, con tracción total, excepto la de 136 CV, que se puede optar por los dos sistemas de tracción. En cuanto a la transmisión, todos los propulsores vienen con un cambio manual de seis marchas, aunque existe la posibilidad de elegir uno automático de siete velocidades y doble embrague para el motor 1.6 T-GDI y uno automático de seis relaciones y convertidor de par para el 2.0 CRDi de 185 CV.
KIA ha informado de que en el ciclo de comercialización del Sportage llegarán nuevos motores, posiblemente el 2.0 turbo de 240 CV que he podido probar, tanto con tracción delantera como con integral, por diferentes rutas montañosas al noreste de San Diego, California, y por la autopista interestatal, donde he comprobado que el asfalto es donde mejor se desenvuelve. En las dos opciones, el SUV se muestra con una gran sensación de aplomo. Esto es debido a que presenta un 39% más de rigidez estructural respecto a la anterior generación, a la rápida respuesta de su sistema de dirección asistida eléctricamente y al comportamiento de la suspensión, que inspira confianza y brinda comodidad. Eso sí, la versión con tracción integral es más pesada y lenta en su respuesta, aunque ambos se han comportado con razonable compostura.
El nuevo Sportage, que ha crecido en longitud -ahora suma 4,48 m frente a los 4,44 m de la generación anterior-, ha ganado unos kilogramos. Ya no es el vehículo ligero y casual que fueron sus predecesores. El SUV actual es un coche que busca alcanzar una gama mucho más amplia de compradores que en el pasado, y para ello utiliza más compostura, buen diseño y mucha calidad.
Fuente: Univisión