Probamos la experiencia virtual más real, la AMGVRace

Un vídeo publicado en una conocida red social fue lo primero que vi sobre la experiencia AMGVRace, una iniciativa pionera puesta en marcha por Mercedes en España que promete llevar la realidad virtual a un nuevo nivel. Bajo la premisa “en toda ciudad se esconde un circuito”, la idea pasa por aprovechar las oportunidades que dan las gafas de realidad virtual para tomar algunas de las calles más emblemáticas de Madrid y encajarlas en la configuración del emblemático Circuito del Jarama. Sentado en el asiento del copiloto y con las gafas puestas, uno tiene la sensación de estar circulando a toda velocidad entre el tráfico de Madrid.

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A las pocas horas, recibimos en la redacción una invitación para acudir a probar la experiencia AMGVRace así que no me lo pensé dos veces y decidí acudir al Jarama para ver de qué se trataba exactamente. Ahí me explicaron que para poder poner en marcha esta iniciativa, han tenido que superar infinidad de retos y contratiempos, pues recordemos que se trata de algo totalmente pionero que nunca antes se había hecho. La prueba de esto está en los más de dos meses intensos que han necesitado para buscar un recorrido que encajara con el Jarama y que resultara reconocible para el usuario, un ‘circuito’ por Madrid que posteriormente grabaron con una serie de cámaras colocadas en el asiento del copiloto de un Mercedes-AMG A 45 4Matic, que con sus 381 CV, es el compacto más potente y rápido que puedes comprar.

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El siguiente paso tampoco era sencillo: tenían que ‘tejer’ esas imágenes para que fueran encajando con la pista del trazado madrileño a medida que el coche, el Clase A más potente, fuera moviéndose por el circuito. La sesión comenzó con un par de vueltas rápidas a bordo de un A 45 con un invitado de excepción al volante, Daniel Juncadella, piloto del equipo del DTM de Mercedes-AMG. Nadie mejor que él para demostrar las capacidades de este compacto radical, que incluso con asfalto húmedo y frío, no tiene dificultades para rodar a ritmo endiablado (especialmente con Dani al volante).

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Pero aquí lo que me interesa es la experiencia AMGVRace, así que tras dos giros completos a la pista a todo trapo, doy el salto a otra unidad del A 45. Sentado en el asiento del copiloto, según me pongo las gafas me traslado virtualmente de la recta de boxes del Jarama a plena Gran Vía, desde donde arrancamos a toda velocidad esquivando coches, autobuses y motos. La sensación es especialmente realista porque puedes girar la cabeza para ver todo lo que te rodea en cualquier dirección, a lo que hay que sumar el hecho de sentir en tu cuerpo la aceleración, la fuerza lateral que se genera al tomar una curva o al cinturón sujetándote en las frenadas.

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De hecho, transmite tal realismo que en un par de ocasiones inconscientemente intenté pisar el pedal de freno (sí, desde el asiento del copiloto) para que no nos chocáramos con un vehículo, un coche que en realidad solo estaba en mi cabeza. He sido unos de los poco más de 20 afortunados que han podido probar la experiencia AMGVRace y lo cierto es que me ha dejado alucinado, como podrás comprobar a continuación.

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