Una lápida, un caniche y una dentadura postiza, objetos perdidos en coches de alquiler

A todos nos ha pasado alguna vez. Vuelos y trenes que salen con… premura o simples descuidos derivan en muchas ocasiones en el olvido de nuestras pertenencias. Así lo comprueba Europcar, que en su día a día registra multitud de objetos perdidos en sus coches de alquiler tras la marcha de sus clientes.

Para organizar este baúl de los tesoros, el grupo ha llevado a cabo una encuesta entre las oficinas de alquiler de los principales aeropuertos españoles, lo que ha dado como resultado el ‘Ranking de objetos curiosos olvidados por los clientes’.

‘Top five’ de objetos perdidos en los coches de alquiler

En el ‘top five’ de descuidos más habituales se encuentran los teléfonos móviles, las carteras con algunas monedas para cubrir pequeños gastos que surjan durante el viaje, cámaras de fotos que inmortalizan los grandes momentos, maletas y, por último, pero no menos importante en número de olvidos, las gafas de sol.

Los lugares más comunes donde se registran estos hallazgos son las cantoneras de las puertas, la guantera, los bajos de los asientos y las alfombrillas, así como el maletero, en el que suelen depositarse aquellos objetos de mayor volumen.

Más allá de estos descuidos comunes, los vehículos guardan historias de abandonos más que curiosos. En este apartado, merecerían una mención de honor los difuntos, ya que en vehículos distintos quedaron olvidadas, por un lado, unas cenizas tras una mudanza y, por otro, una lápida recién fabricada que nunca llegó a reclamarse.

Igualmente, el exotismo de algunas prendas y artículos recogidos por los empleados de Europcar, son capaces de sonrojar al más pintado; como ropa interior o completos sets de juegos eróticos.

Los más sentimentales

Entre los objetos más románticos o sensibles, se encuentra un precioso anillo de pedida o el ramo de una novia tras abandonar el coche después de uno de los días más importantes de su vida. Y quién sabe si la guitarra olvidada en un maletero venía de amenizar el banquete tras la ceremonia…

Dicen que los perros siempre se parecen a sus dueños, aunque eso deberíamos preguntárselo al empleado que encontró a un caniche sollozando tras la distracción de su amo. Aunque cierto es que la tristeza no duró mucho tiempo porque el can fue rescatado tan pronto como el propietario fue consciente de su descuido.

Más cómicos fueron algunos despistes como dejarse en uno de los laterales de las puertas una dentadura postiza. ¿Será que el cliente dejó de necesitarla durante su viaje?

Foto: Rklawton (Wikipedia)

 

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