Fumador, bebedor, juerguista y un auténtico playboy. Así era James Hunt, un piloto rebelde, de los que ya no quedan, que tenía, por lo menos, cuatro vicios: el alcohol, el tabaco, la Fórmula 1 y las mujeres. En su mono estaba puesta la frase “El sexo es el desayuno de los campeones” y se llegó a decir que se llevó a la cama, o al baño del avión, a 33 tripulantes de cabina en menos de dos semanas y unas 5.000 jóvenes en total.
Si ves estas fotos, entenderás por qué querrías ser como James Hunt… y no precisamente por su habilidad al volante.