Equivocarse a la hora de repostar, la avería por uso incorrecto más común

Aunque en condiciones normales los vehículos sólo acuden al taller una vez al año para… hacer la revisión programada por el fabricante, siempre hay factores que contribuyen a que estas visitas sean algo más frecuentes, bien sea por el estado de las carreteras, por un uso intensivo del vehículo, e incluso por un uso incorrecto.

Según el I Informe de Mantenimiento de LeasePlan, empresa de gestión de flotas y vehículos, las revisiones programadas por el fabricante como mantenimiento preventivo (cambio de filtros y otras sustituciones previstas por la marca) suponen el 55,8% del total de las intervenciones, mientras que el 44,2% restante, se reparte entre las otras categorías, que representan visitas imprevistas al taller. Este tipo de reparaciones pueden ser cambio de accesorios menores, desgaste mayor (como cambio de amortiguadores o del kit de distribución) y menor (como cambio de batería, de discos de freno o de pastillas), averías complejas (que requieren reparaciones en el motor, en la caja de cambios, el sistema de inyección, etc.) y averías simples (el resto).

Tras las revisiones de mantenimiento, el motivo más frecuente para visitar el taller, en un 23,9% de los casos, son las reparaciones de averías simples seguidas de las de desgaste menor (17,7%) y,  en un 14,7% de las ocasiones, el cambio de accesorios menores del vehículo.

Solo el 6,2% del total de las intervenciones son averías complejas –reparaciones en el motor, la culata, la caja de cambios o el sistema de inyección- y el menor número de intervenciones (2,5%) se producen por desgaste mayor.

Kilometraje de los vehículos

A pesar del tópico que afirma que los coches a partir de los 100.000 kilómetros empiezan a dar problemas, los datos de LeasePlan indican que el número de kilómetros comienza a hacer mella en los vehículos que superan los 126.000 km. en forma de averías de desgaste mayor y a partir de los 131.000 km. como averías complejas.

Averías por uso incorrecto

Una parte de las averías están relacionadas con la falta de cuidado o con el uso incorrecto de los vehículos por parte de sus conductores. Este tipo de averías podrían ser fácilmente evitables, con el consiguiente ahorro económico que ello supondría. En cualquier caso, sólo suponen el 0,5% del total de intervenciones.

Equivocarse a la hora de repostar es la negligencia más común (41%), echar gasolina en lugar de diésel o viceversa impide funcionar al motor y requiere una limpieza completa de las bujías y del circuito.

Otro de los despistes más habituales es olvidar las llaves en el interior del vehículo cerrado (25%), si no se dispone de una copia, lo más probable es que haya que cambiar la cerradura.

Dentro de las negligencias, otra de las más frecuentes es ignorar deliberadamente los testigos luminosos que aparecen en el salpicadero (23%) y que indican que algo no funciona bien en el vehículo. Falta de aceite, problemas con la distribución o la refrigeración, averías en el sistema de frenos, descarga de la batería o anomalías en el airbag, son alguno de los fallos sobre los que los testigos alertan y que si son obviados pueden acabar causando importantes y cuantiosas averías y suponer incluso un riesgo para la conducción.

No limpiar el barro acumulado en los bajos del vehículo (5%), no evitar el sobrecalentamiento del motor (3%) o no cumplir con las revisiones de mantenimiento fijadas por el fabricante (2%) son también negligencias habituales que los conductores podrían prevenir simplemente prestando una mayor atención a sus vehículos.

 

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